Noé era un hombre bueno, que amaba a Dios y vivía feliz. Aceptó sin dudar la misión que Dios le encomendó. La colaboración de Noé hizo que Dios pudiese llevar a cabo su plan y salvar la Tierra y a sus habitantes. Noé se sintió muy feliz cumpliendo la misión y descubrió su vocación, de ser una persona buena que ama a Dios, cuida de la Tierra y de los demás.
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